Ahora el periodismo se hace en oficinas no en la calle

Parece una persona muy segura de sí misma. Gay Talese (1932) hace preguntas directas sin ningún problema. No alza la voz. Simplemente pregunta. Lo que se le pasa por la cabeza. Y, a menudo, son cosas personales. «¿Tiene usted pareja?». «¿Viven juntos?». «¿Quieren tener hijos?». «¿Se van a casar?». Tras cada pregunta se queda escuchando a su interlocutor, muy serio y sin apartar la mirada. No da la impresión de estar juzgando la respuesta, ni de estar tratando de saber qué hay tras ella, qué oculta o qué quiere decir. Tampoco replica, da su opinión o trata de cazar a su interlocutor. Sólo parece escuchar con atención. Pero, como es muy delgado y atlético y tiene un aire inquisitivo, siempre da la impresión de que está grabando lo que oye. Tal vez sea cierto, porque Talese, uno de los hombres que más ha influido en el periodismo del siglo XX, detesta las grabadoras. Talese tiene un inmenso currículum como escuchador. Ha escuchado a la gente más variada. A mafiosos. A hijos ...