La televisión curva coreana de 105 pulgadas
Alfombra blanca inmaculada y, encima, en vez de actores, objetos de consumo y de culto casi, a juzgar por el interés de periodistas especializados y clientes vips en las nuevas prestaciones de una lavadora, de una televisión y de una cámara. Montaje alemán, tecnología coreana y escenario malagueño, el Palacio de Ferias donde ayer se inauguró el Samsung Forum.
Esta cita traerá hasta el 7 de febrero a 10.000 personas ávidas de conocer las últimas novedades del gigante asiático, fundado en 1938 por Lee Byung-chul para exportar pescado como el que se puede conservar en las neveras de la marca que se pueden abrir por distintos compartimentos, para ahorrar energía, como se vio ayer.
La estrella de la moqueta blanca que cubre el lobby y un ala del Palacio fue la nueva televisión curva de la marca coreana, con tecnología UHD, con pantallas de distinto tamaño. La de 105 pulgadas que estaba ayer en el palacio de ferias fue muy fotografiada por los asistentes, que posaban junto a la televisión como si fuera una conocida actriz. Además del diseño, del que explicaron que era fruto de intensa investigación con matemáticas y el ojo humano, la compañía se centra ahora mismo en darle contenido a la exquisitez audiovisual que merezca la pena ver cuatro veces mejor que en alta definición, que es de lo que presumen.
Según informaron en Málaga, han cerrado acuerdos con Netflix, muy afianzada en EEUU, para poder alquilar miles de títulos de películas. Al escenario subió un responsable de la Ópera de Viena para anunciar el acuerdo alcanzado con Samsung: los amantes de la ópera podrán ver muchas en directo, desde sus amplios sofás, con todo detalle.
Después de la televisión en el escenario del auditorio, le llegó el turno a la lavadora. La misma que en un anuncio aparecía en un sitio privilegiado del salón, porque apenas hace ruido y tiene una puerta que hipnotiza más de lo habitual. Azul profundo, según dijeron. Nada de botones, que ya todo es pantalla táctil. Algodón, delicado, sucio o muy sucio, elegir y listo. Todavía no tiende la ropa ni la plancha. Se le pueden dar órdenes desde el teléfono, uno de los galaxys que estaban expuestos en una mesa, comensales de tecnología. Desde los smartphones se dirigirá a los electrodomésticos, una lavadora, encender el lavaplatos, poner en marcha el aire acondicionado que, además, purifica el aire y mata a los gérmenes y elimina el polen de las alergias. Es un escenario parecido al que en ese mismo edificio dibujó el científico Michio Kaku hace cuatro años en El Ser Creativo, cuando nos habló de un futuro que, en parte, está aquí.
Después de las presentaciones en el escenario del auditorio, distintos empleados de Samsung iban mostrando los productos en la sala de exhibición. Era curioso ver el interés que ponían unas blogueras británicas en todas las especificaciones de la lavadora: "Es muy chula. Es verdad que se puede poner en la cocina. Ese ojo de buey es flipante", decía una de ellas, que anotaba en su aplicación cuaderno del móvil. Lo explicaba un chico pero, en el escenario, fue una ejecutiva de tacones y minifalda la encargada de hablar del detergente y de los ciclos. Entre los móviles, no estaba el que será el último modelo Galaxy. A ese objeto le gusta siempre ponerse de largo en la feria de los teléfonos móviles de Barcelona. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, soñaba despierto y decía que ojalá Samsung repita en esta ciudad lo que antes había ocurrido en Montecarlo y Praga.
Distintos ejecutivos de Samsung se mostraron encantados con el Palacio de Ferias y de Congresos de Málaga y los hoteles de lujo en Marbella. Fuera, toda una flota de Mercedes lista para el trayecto hasta Los Monteros, Puente Romano y Vincci, donde se hospeda la cúpula del gigante coreano. En el hall, una zona lounge de sofás blancos y mesas bajas con frutos secos donde los asistentes comentaban las novedades de Samsung o tecleaban. Una semana de montaje.
Al fondo, un comedor de muchas mesas estaba listo, la cristalera dando a un cielo de nubes grises y huecos azules. Soplaba un vendaval, pero nadie cayó en traerse un molino de viento para probarlo. Seguro que lo fabrican. Y dentro de poco, flexible, con grafeno, y conectado a un móvil y a unas gafas que compitan con las de google.
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