Las mujeres siguen siendo las esclavas de la casa
Las mujeres dedican dos horas y cuarto más cada día a las labores domésticas que los hombres, según la última encuesta de Empleo del Tiempo del Instituto Nacional de Estadística (INE). Y por mucho que parezca, esta cifra es inferior a la de hace unos años. La brecha entre sexos se acorta, pero sigue existiendo. Pocas cosas causan tantas disputas domésticas como el reparto de las labores del hogar. Tareas como ir a la compra, limpiar la casa o planchar la ropa suponen una jornada laboral extra por la que no todos los españoles quieren pasar. Solo el 17% de los encuestados (hombres y mujeres) afirma compartir este trabajo doméstico al 50% con su pareja.
La directora de cine Gracia Querejeta ahonda en la idea de que siempre son las mujeres las que acaban encargándose de la mayoría de estos quehaceres. Por opinión propia y por las quejas que escucha de sus amigas. La actriz Patricia Vico disiente con un matiz importante: los hombres cada vez se implican más en el cuidado y la educación de sus hijos.
¿Las tareas domésticas siguen siendo cosa de mujeres?
Gracia Querejeta. Las que conozco siempre acaban encargándose de la mayoría. Eso del 50% no existe.
Patricia Vico. Eso es verdad, pero los hombres cada vez cocinan más para sus hijos, los cuidan, los llevan al colegio y quieren dedicarles más tiempo. Con la crisis se han invertido las cosas: muchas mujeres salen a trabajar y ellos se ocupan de la casa.
- Los varones dedican 41 minutos más a las labores de casa que en 2003. ¿Qué hacen?
Gracia. Depende de la edad. Los jóvenes no recogen nunca su cuarto ni planchan. Y lo digo por experiencia, porque tengo un hijo de 18 años que vive conmigo. Lo que sí hace es vaciar el lavavajillas o tender la ropa si yo la he sacado de la lavadora antes. Respecto a fregar y quitar el polvo, he de confesar que a mí tampoco me gusta y, si puedo, se lo encargo a una señora.
Patricia. A los que conozco, en general, no les gusta planchar ni tender la ropa ni guardarla. Prefieren cocinar, aunque después lo normal es que también seamos las mujeres quienes nos levantemos de la mesa para recoger los platos y poner el lavavajillas.
Gracia. Es que ellos dicen: "Lo haré luego". Y nosotras nos ponemos nerviosas al ver todo tirado y acabamos recogiéndolo.
Patricia. ¡Pues yo cada vez me rebelo más en las cenas con amigos y me niego a levantarme!
- El tiempo medio que dedican al trabajo remunerado los hombres supera en más de una hora diaria al de las mujeres. ¿Justifica eso su menor implicación en el hogar?
Gracia. Es una excusa. ¡Nosotras aportamos muchas más horas a los quehaceres domésticos! En realidad, se trata de apoyar al otro, sea hombre o mujer, cuando coincide que alguien tiene más trabajo fuera de casa.
Patricia. Efectivamente, no es bueno que se convierta en una competición. Tú haces esto porque yo he hecho lo otro. Se trata de compartir, no de ayudar, como dicen todavía muchos hombres.
- ¿Hay padres que se quedarían en casa cuidando de sus hijos, si pudiesen?
Patricia. Depende de cada caso; es una decisión personal. Una cosa es la necesidad y otra que tuvieran esa opción. Algunos de los que afirman que lo harían, creo que a la hora de la verdad dirían que no.
Gracia. ¡Pero tampoco yo! Otra cosa son las mujeres que están mal pagadas en su trabajo y que piensan que no les compensa lo que tienen que abonar a una señora para que cuide de la casa y de los niños, así que deciden hacerlo ellas. Aunque no significa que sea satisfactorio ni que lo hagan voluntariamente.
- ¿Se da por hecho que somos las responsables de llevarlos al médico o de asistir a las reuniones del colegio?
Gracia. En la profesión que tenemos Patricia y yo hay cero posibilidades de conciliar vida familiar y trabajo. No puedo parar un rodaje porque mi hijo esté enfermo.
Patricia. Ni tengo la posibilidad de pedir media jornada para darle el pecho o cuidarle. Tal vez nuestro trabajo sea una excepción, pero es cierto que las mujeres tienen menos oportunidades en el terreno laboral porque se da por hecho que son las que atienden a los hijos. Necesitan ser superwoman y están sometidas a mucho estrés.
- ¿El compañero responsable se siente culpable, como nos sucede a nosotras, por no dedicar suficientes horas a los niños?
Patricia. Es posible. Pero está bien que lo sufra en sus propias carnes, porque así entiende lo que llevamos padeciendo nosotras desde hace mucho tiempo.
Gracia. El problema de pasar poco tiempo con los hijos es ahora tanto del hombre como de la mujer. En el mejor de los casos, si ambos trabajan, tienen que hacerlo muchas horas; y en el peor, están en el paro y angustiados, así que tampoco disfrutan de los pequeños.
- Los españoles dedican cada vez más horas a las nuevas tecnologías. ¿En detrimento de las tareas domésticas?
Gracia. No dejan de hacerlas por estar conectados a internet; en todo caso será por un partido de fútbol (risas). Ahora no vivo en pareja, pero sí con mi hijo y, desde luego, hago yo mucho más que él. Es una cuestión de edad: a mí me importa que la cocina esté limpia o que en la nevera haya ensalada o pasta.
Patricia. La mujer de mi entorno es mucho más tecnológica que el hombre. Cuando no trabajo, mi chico se implica tanto como yo en casa, pero sin que esté escrito en ningún sitio. De hecho, hacemos que nuestro hijo de seis años se implique también, a su medida.
- A veces creemos que no lo saben hacer tan bien como nosotras. ¿Tenemos que empezar por aprender a delegar?
Patricia. ¡Por supuesto! No somos imprescindibles. Muchos padres son capaces de cuidar a sus hijos igual que sus madres. ¡Menudo respiro!
Gracia. Yo tuve que delegar la crianza de mi hijo, unas veces en el padre y otras en personas que lo atendían cuando yo estaba trabajando.
- ¿Las madres seguimos manteniendo la tendencia de proteger más a nuestros hijos?
Gracia. Al final sucumbimos ante el aburrimiento de repetir 500 veces que hagan algo. Perdemos menos tiempo realizándolo que pidiéndolo por enésima vez. Pero la tendencia es exigir igual a chicos que a chicas.
Patricia. Mi hijo todavía tiene seis años… Pero tenemos que ser firmes con ambos sexos. Yo pienso en su bien, porque no quiero que acabe siendo un flojo. No debemos caer en la tentación de nuestras madres de consentirles más a ellos.
- ¿Qué responsabilidad tiene el padre para que los hijos colaboren?
Patricia. La misma que nosotras. Es importante que apoye las decisiones de la mujer y predique con el ejemplo. Mi marido es más severo que yo a la hora de exigir al niño que ayude en la casa.
Gracia. Los pequeños aprenden lo que ven a su alrededor. Si el padre no se levanta a recoger la mesa es difícil que el crío lo haga. El mío siempre ha vivido conmigo y solo pasa un fin de semana cada 15 días con su padre; por eso he estado muy alerta a su educación, aunque más por mi carácter que por el hecho de ser mujer.
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