Talleres en las cárceles

Tras la implantación de diversos talleres productivos en los que venían trabajando 121 presos de Castellón, la dirección del centro penitenciario decidió semanas atrás poner en marcha una cadena de producción dirigida al departamento de mujeres. De las 27 internas, cinco han decidido ganarse el pan entre rejas, según informó a el director del centro penitenciario, Antonio Carretero.

Las operarias preparan en un molde de plástico, sobre una soporte-panel de madera, las irregulares baldosas blancas que Calatrava emplea como base del recubrimiento de los edificios de la Ciudad de las Ciencias, a imagen de la cúpula de L Hemisferic, según explicó Carretero.

Esta factoría es el resultado de un convenio con una empresa de la localidad castellonense de Burriana, donde se rematan los encargos de Calatrava como son los baldosines de variado colorido. Este convenio es uno más de los que empresas de la calle firman con las cárceles a través del Organismo Autónomo de Trabajo y Prestaciones Penitenciarias.

El penal de Castellón, además del taller para mujeres, tiene en funcionamiento otros tres: uno, para jóvenes, en el que se preparan revestimientos para piscinas, otro de carpintería -para una empresa de Alicante- y un tercero dirigido por una firma de ámbito nacional, cuya misión es compactar tiras de bayeta en forma de fregona. En este último trabaja medio centenar de internos de preventivos.

A estas cuatro factorías remuneradas con el salario mínimo interprofesional se une una docena de presos que asumen tareas de mantenimiento -fontanería y electricidad, entre otras misiones- , en las instalaciones penitenciarias.

Los ingresos obtenidos permiten a los internos pagarse sus vicios, los viajes a casa en días de permiso o, incluso, en casos más extremos ayudar a la economía familiar.

Al margen de estas cadenas de producción, la prisión de Castellón organiza talleres formativos cuyos resultados se exponen con motivo de la festividad de la Merced. Meses atrás, el director del centro penitenciario de Castellón ya mostró su satisfacción por la buena respuesta que han obtenido los talleres entre los internos. Significativos son los porcentajes que se barajaban por entonces y que apenas han variado: en la cárcel de Castellón trabaja más del 24% de la población reclusa.

Picassent, Valencia, con cerca de 3.000 presos sólo tiene ocupados a algo más de 500 y en Fontcalent, Alicante, de entre casi 1.000, apenas incorporó a 34 obreros en cualquiera de los talleres puestos en marcha. Vistas las cifras, los internos de Castellón son los más operativos de la Comunidad Valenciana. Los reos que trabajan en los talleres del centro de la carretera de Alcora aseguran que los ingresos obtenidos por su trabajo les sirven para pagarse el viaje hasta casa cuando salen de permiso.

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