La prima stripper de Kate Middleton
Una se siente cómoda en los ambientes palaciegos y otra prefiere el mundo del cabaret, pero ambas comparten lazos familiares y no ocultan su pasión monárquica. Claro que mientras Kate Middleton aspira a colocarse algún día la corona como nueva reina de Inglaterra; su prima segunda, Katrina Darling, ha preferido no esperar y ya posa semidesnuda con otra de pega en su espectáculo God save the Queen (Dios salve a la reina).
Un show repleto de referencias monárquicas y, en la que ataviada con una escueta lencería con los colores de la bandera británica, Katrina despliega toda su sensualidad al ritmo de canciones como el conocido himno Rule Britannia.
La prima más provocativa de la duquesa de Cambridge tiene apenas 21 años, pero ya se ha hecho un nombre en este tipo de espectáculos de la mano de la reina del burlesque Dita Von Tease. Con ella ha recorrido el Reino Unido presentando un show que el próximo día 13 se podrá ver en un conocido local del famoso barrio neoyorquino del SoHo.
Katrina no oculta que le gustaría que algún miembro de la familia real se acercara a verla, pero sabe que será difícil. «Si se animan, serán muy bienvenidos. Me alegraría que vieran mi espectáculo, pero si no lo hacen, no es el fin del mundo», aseguraba hace unos días en declaraciones a The New York Post.
Emparentada con la familia real británica, se enteró por la prensa hace una año de su parentesco con la futura reina de Inglaterra.
Nieta de Jane Darling, hermana del bisabuelo de Kate Middleton - Thomas Harrison-, Katrina es prima segunda de la duquesa de Cambridge, aunque ninguna de las dos lo sabía. Los medios británicos no tardaron en hacer las presentaciones y, pocos días antes de su boda con el príncipe Guillermo, Kate conocía la existencia de esta pariente incómoda.
Una prima lejana a la que prefirió no invitar a la ceremonia en la abadía de Westminster y que tampoco acudió al banquete posterior que se celebró en el palacio de Buckingham, pero a la que su relación ha servido para dar un impulso a su carrera artística.
Modelo ocasional de lencería y empleada en un banco por el día, Katrina se transforma cuando llega la noche. Es entonces cuando da rienda suelta a su verdadera pasión y se desnuda, poco a poco, al ritmo de la música dejando tan sólo a la imaginación el espacio de su cuerpo cubierto con unos escuetos cubrepezones y un mínimo tanga. «Me quito la ropa, pero nunca enseño nada que no deba ser guardado para alguien especial», comenta.
Quien se acerque hasta el SoHo a ver su espectáculo tendrá la oportunidad de comprobar si las voluptuosas formas de las que presume la otra prima de Katrina, Pippa, son o no una cuestión de genes.
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