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Mostrando entradas de enero, 2015

Ahora el periodismo se hace en oficinas no en la calle

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Parece una persona muy segura de sí misma. Gay Talese (1932) hace preguntas directas sin ningún problema. No alza la voz. Simplemente pregunta. Lo que se le pasa por la cabeza. Y, a menudo, son cosas personales. «¿Tiene usted pareja?». «¿Viven juntos?». «¿Quieren tener hijos?». «¿Se van a casar?». Tras cada pregunta se queda escuchando a su interlocutor, muy serio y sin apartar la mirada.  No da la impresión de estar juzgando la respuesta, ni de estar tratando de saber qué hay tras ella, qué oculta o qué quiere decir. Tampoco replica, da su opinión o trata de cazar a su interlocutor. Sólo parece escuchar con atención. Pero, como es muy delgado y atlético y tiene un aire inquisitivo, siempre da la impresión de que está grabando lo que oye. Tal vez sea cierto, porque Talese, uno de los hombres que más ha influido en el periodismo del siglo XX, detesta las grabadoras. Talese tiene un inmenso currículum como escuchador. Ha escuchado a la gente más variada. A mafiosos. A hijos de m

Silvio Berlusconi y sus putillas

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La nueva Lady Berlusconi se llama Francesca Pascale, tiene 27 años (49 menos que Il Cavaliere), es huérfana de madre y creció en una barriada popular de Nápoles llamada Fuorigrotta. Antes de que el ex tres veces primer ministro italiano le resolviera la vida, la chica trabajó en un concesionario de coches llevando el café. También participó en un cutrísimo y muy cateto programa de una televisión local de Nápoles llamado Telecafone (algo así como Telecateto): salía en biquini, junto a otras tres mozas, bailando sinuosamente y cantando: «Si te bajas las bragas sube la audiencia / si te bajas las bragas sube la audiencia». Toda una declaración de principios. Su nombre, Silvio Berlusconi , estará siempre indisociablemente unido a las velinas, las tías buenas que mueven el culo en sus cadenas de televisión y a muchas de las cuales el ex primer ministro italiano ha convertido en diputadas o en simples mantenidas. Son decenas y decenas las chicas de Papi, como las propias interesadas llama

Convertido en un lector insaciable

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En su inteligencia cabía también la necesidad de autoextinción. La voluntad de lo mítico. Cuando Gabriel Ferrater andaba por los veintitantos años prometió que a los 50 se suicidaría. Lo había anunciado ya en 1957 a Jaime Salinas, paseando una tarde por Barcelona: «No pasaré de la cincuentena. No quiero llegar a oler nunca como un anciano». Y a los 50 cumplidos se suicidó. En 1972. Antes de cumplir con su vocación de muerto prematuro dejó una obra, una leyenda y una estela. Todo junto. Una obra que va de la poesía al ensayo. Y, a la altura de ambas, con enormes destellos en la traducción. En esa vida de escritor lo acompañaron el talento y los alcoholes, las depresiones, un cosmopolitismo de buen tono y hasta un cierto aspecto beatnik más allá del beatnik. Gabriel Ferrater, miembro de la Escuela de Barcelona (junto a Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo, Carlos Barral y Costafreda, entre otros), fue también profesor de universidad. Pero sobre todo desarrolló una cualidad extr

El viejo que abusaba de la tonta

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La Policía Local de Mijas ha arrestado a un vecino de esta localidad, de 74 años de edad y nacionalidad española, acusado de abusar sexualmente de una mujer, según informaron desde el Consistorio costasoleño. Se da la circunstancia de que la víctima padece una deficiencia psíquica, según las fuentes. Los hechos ocurrieron el día de Navidad, cuando una pareja de agentes patrullaba de paisano por la urbanización de El Coto. Los funcionarios observaron la actitud extraña que mantenía un hombre mayor, que se tocaba los genitales junto a una mujer vestida con un chándal y cuyos rasgos denotaban algún tipo de discapacidad intelectual. Además de este comportamiento, los policías observaron que cada vez que se acercaba un transeúnte la pareja se separaba. Tras unos minutos de vigilancia, la patrulla de paisano vio cómo el hombre acariciaba los glúteos de la mujer e introducía sus manos por el interior del chándal de ella, a la altura de la zona genital, momento en el que los guard