Facista y orgulloso
Hay un anécdota que define con bastante precisión cómo es Pat Buchanan. El y su esposa Shelly se quedaron atascados en una puerta giratoria, los dos en el mismo compartimento, sin poder moverse. Los reporteros reían disimuladamente.
Los fotógrafos intentaban hacer su trabajo y sonreían porque sabían que, al día siguiente, esa imagen aparecería en muchos periódicos. Cuando salió del atolladero, Buchanan levantó la cabeza. «Vámonos, aquí no hay seguidores», dijo el ultraconservador candidato republicano con los ojos encendidos de furia. Podía habérselo tomado a broma, pero entonces no habría sido él, Patrick Joseph Buchanan.

Esta escena, que ocurrió en un comedor a las afueras de Concord, New Hampshire, el día antes de las elecciones, ilustra el carácter de un hombre que desde el pasado martes suscita un enorme interés por dos motivos. Primero, porque ese día, Buchanan dio un susto al presidente George Bush que determinará la campaña presidencial. (El candidato ultraconservador logró el 40% del apoyo popular y el presidente, que intenta conseguir la candidatura republicana para un segundo mandato, consiguió el 58%). Segundo, porque, en América, en 1992, un hombre acusado de antisemita, racista, sexista y fascista es capaz de obtener el 40 por ciento de los votos republicanos en unas elecciones estatales. Ya desde pequeño, el famoso columnista, metido a conquistador de la nominación presidencial republicana, tenía un humor de perros.
Con su soberbia pluma, el periodista describió así uno de sus primeros y legendarios ataques de ira: «Me di la vuelta y le pegué en la cara con todo lo que encontré a mano. Le ensangrenté la nariz, le rompí las gafas y le dejé llorando. La monja que presenció la pelea se quedó horrorizada».
Con su soberbia pluma, el periodista describió así uno de sus primeros y legendarios ataques de ira: «Me di la vuelta y le pegué en la cara con todo lo que encontré a mano. Le ensangrenté la nariz, le rompí las gafas y le dejé llorando. La monja que presenció la pelea se quedó horrorizada».
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