Jamones naturales y ecológicos

De la sabrosura de los tomates a las excelencias de la suela de corcho. 

O, si se quiere, de las mil maneras de hacerse una caja nido a las excelencias que proporciona el incienso macho que, según aseguran aquí, son suficientes para llevarse una bolsita para casa, o la oficina, que también vale.

Ayer abrió sus puertas Biocultura, la más importante feria del mundo alternativo de cuantas se celebran en el país. Hasta el próximo domingo la 23 edición de este evento recoge las más importantes y variadas novedades de uno de los sectores más pujantes de la economía española. Se espera la asistencia de 140.000 personas.

Cursos de hidroterapia de colon, los secretos de las sales tisulares, las maneras más convenientes de hacer bien un drenaje linfático natural, el caviar más libre de conservantes que existe, la mejor agenda para un huerto ecológico, diábolos y malabares de última generación, puertas con barnices naturales, junto a quesos manchegos libres del menor aditivo.

Más, mucho más: cómo ayudar a los indígenas de la Amazonía, las contradicciones de las bombas de racimo, danzas del Nilo, pedaleo asistido con aceleración de potencia variable, preparados de palosanto, la convocatoria para el Tercer Congreso de la Unión Vegetariana Española o, incluso, todo lo que se debe saber sobre la Auriculoterapia.

Así hasta 700 expositores de los sectores de alimentación, cosmética, mobiliario, salud, energías alternativas, conservacionismo y ropa, entre otros muchos, junto con alrededor de 200 actividades paralelas, entre las que se incluyen talleres, mesas redondas y conferencias.

De todas ellas las que ayer, primer día de la feria, tuvieron mayor predicamento entre el abundante público que acudió a la Casa de Campo, fueron las relacionadas con la alimentación. «Madrid es muy buena plaza; a los madrileños les gusta mucho comer y, además, es que lo que aquí traemos está buenísimo», bromeaba ayer detrás de una montaña de embutidos Mabi, venida de Andalucía a vender sus productos naturales.

Naturales y ecológicos son los jamones que comercializan los de Ecoibéricos de Jabugo. Más que eso, estamos ante el must de los pata negra, el embutido ibérico convertido en obra de arte con todos los parabienes de la bioquímica moderna.

Estas maravillas del gusto lo reúnen todo, según asegura Miguel López, responsable de esta empresa onubense de carácter familiar. 

Lo cual le añade mérito a la cosa. Y cuando explica las virtudes de sus cerdos de una genealogía pata negra que se remonta varias generaciones porcinas (que durante sus 22 meses de vida sólo comen las mejores bellotas de una dehesa gestionada con los más estrictos sistemas ambientales, que son sanitariamente tratados con pura homeopatía y que hasta se les procura una muerte dulce y sin sufrimientos), a la clientela se le hace la boca agua, al tiempo que se imagina acunando a sus cerditos bajo las encinas.

Los niños también son protagonistas de esta edición de Biocultura. 

Para ello y por primera vez se organiza Mamá Terra, un festival ecológico para la infancia que contará dentro de la feria con un espacio exclusivo, donde los más pequeños podrán aprender a plantar pequeños jardines domésticos, pasar unas horas en un tipi indio o en una jaima del Sáhara y a manejarse en un huerto ecológico, entre otras muchas posibilidades, encaminadas todas a sembrar entre los niños y las familias que quieran acompañarles, conceptos tan importantes como el respeto al medio natural, el uso de productos tradicionales y la necesidad de una alimentación sana, todo dentro de un concepto de enseñanza en el que participa un elenco de pedagogos, cocineros, agrónomos y biólogos altamente especializados.

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