Resignacion y victimismo

El modelo patentado por Johan Cruyff, el mismo por el que le han pagado una cantidad infame para importarlo al Chivas de México, sigue vigente en el Barcelona. Y sin abonar euro alguno. Su pupilo más aventajado, Pep Guardiola, lleva al extremo sus enseñanzas. Sus tácticas y modos de juego parecen calcados, aunque también mejorados con el paso de los años. 

Además, sus castigos para reactivar a jugadores se asemejan a los de El Flaco, así como algunas frases que tratan de ser motivadoras aunque suenen derrotistas. Todo con tal de mantener los éxitos de la entidad. La última acción recuperada y mejorada, cual remake de filme americano, trata de remontar el vuelo en la Liga. 

Hace casi 20 años (se cumplirán el sábado), Cruyff confesó que, como opinaba el entonces presidente Josep Lluís Núñez, la Liga era utópica. El Barça era tercero y estaba a cuatro puntos (uno más con la diferencia de goles) del líder, el Real Madrid. «La Liga está perdida», manifestó el entrenador azulgrana. Pero he aquí que sus futbolistas se reactivaron y acabaron ganando el campeonato, con el primer final de la Liga agónico y la ayuda inesperada del Tenerife, y la Copa de Europa, la primera de las cuatro que tiene el club. 

El domingo, tras ganar al Atlético, el entrenador azulgrana continuó con sus mensajes pesimistas. El primero llegó hace relativamente poco, cuando recuperó una parte oscura de la historia barcelonista. «Las grandes remontadas a menudo no se dan en esta casa. Si no llegamos, no llegamos», vino a decir cuando la Liga ya estaba a 10 puntos de distancia, con el Real Madrid disparado rumbo al campeonato. 

Tras esta nueva victoria ante el conjunto colchonero, Pep tiró de hemeroteca y recuperó las palabras de Cruyff: «La Liga no la ganaremos», admitió sin tapujos aunque luego matizó: «Tenemos que competir como hemos hecho ante el Atlético». 

¿Qué busca recuperando esas palabras del pasado? Tal vez, que le reprochen sus declaraciones con actos. Es decir, hacer lo contrario a lo que uno piensa. Como con los críos: cuando se les dice que no hagan algo, lo hacen. Y viceversa. Les está pinchando, tocando hueso, tocando su orgullo. No hay nada peor que dar por perdedor a un ganador. O eso o es que admite abiertamente que el asunto está complicado. Resignación en estado puro... y unas necesarias gotas de victimismo. Porque igual, de forma encubierta, se vuelve a dar una pataleta por las decisiones arbitrales. Eso sí, sin mentarlos. 

No en vano, desde la entidad se mantiene el mismo espíritu de queja y lamento. Más si cabe sobre las decisiones de los colegiados. «No se dan las condiciones para que gane el mejor», indicó ayer el vicepresidente azulgrana, Carles Vilarrubí, en RAC1. El directivo, además, quiso dejar claro que Barcelona y Real Madrid «no transitan por la Liga en las mismas condiciones». Eso sí, Vilarrubí excusó la reunión que mantuvieron Sandro Rosell y el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Ángel María Villar, la pasada semana en un reservado de un hotel de Madrid: «Sólo hablaron de la final de la Copa del Rey». 

Claro, uno mira la clasificación y ve 10 puntos de diferencia. Pero luego saca el microscopio y la distancia no es tan evidente si se piensa en otros factores, llámense externos, internos o de cualquier otra manera. «No nos quejamos de los árbitros, pero nuestros jugadores necesitan un plus de excelencia en el campo para ganar cualquier cosa porque las situaciones objetivas, en situaciones normales, siempre juegan en contra», sentenció Vilarrubí. 

No habló de árbitros, pero sí que dejó caer una comparación entre Messi y Pepe. Ambos vieron el domingo la quinta tarjeta amarilla y se perderán un encuentro por sanción. Uno no ha hecho ni una sola entrada, el otro sí. «Nadie entiende que deban descansar la misma semana», dejó caer el directivo barcelonista.