Seat buscando su estilo

Uno de las causas de que las ventas de Seat no terminaran de despegar ha sido su gama reducida basada en dos modelos, el Ibiza y el León, pilares de la marca, y dos o tres más, que añadían algunas matriculaciones. En los últimos tiempos, el belga Luc Donckerwolke, comenzó a proponer algunas variaciones más y reconvirtió un diseño de Audi en el Seat Exeo. Pero desde el pasado mes de septiembre pasó el testigo de la jefatura del centro de diseño de Seat a un español, Alejandro Mesonero Romanos, que en cuatro meses ha dado la vuelta al estudio. 

Hasta entonces, Alejandro Mesonero era el director del centro de Renault-Samsung en Seúl, y trabajaba en una gran sintonía con Laurens Van den Acker, el vicepresidente de diseño de la marca francesa. Sin embargo, no dudó en aceptarla oferta que le hicieron Donckerwolke y Walter De Silva, el vicepresidente de diseño del Grupo Volkswagen, de asumir el puesto que el primero tenía en Seat. 

«Yo había empezado en Seat. Y también había estado en el European Desing Centre de Audi en Sitges, para hacer el Seat Bolero. Conocí a De Silva en Italia, cuando trabajaba en un prototipo de un coche que al final no salió. Por otro lado, yo había hecho la tercera generación del Ibiza, que estaba prácticamente terminada cuando él asumió la dirección de Seat. Le pareció un poco continuista y cambió la parte delantera, los faros y los pilotos traseros. Además, llevaba ya 10 años en Renault, donde me han tratado muy bien, pero era ya tiempo de cambiar», explica. 

A su llegada se ha encontrado con un panorama completamente diferente, empezando con unas instalaciones para el diseño de primera línea. Y también ha cambiado la forma de trabajar: «Tenemos unos objetivos claros y una gran autonomía para conseguirlos. Si lo comparo con Renault, allí el objetivo final no estaba tan claro y eso ha dado lugar a inconsistencias en el diseño. Mi cometido aquí tiene que ser el crear un estilo-Seat que se mantenga en el tiempo, con sus lógicas evoluciones.» 

Trabaja en estrecha relación con el presidente de la marca James Muir, y con el vicepresidente de desarrollo de producto, doctor Matthias Rabe. Y está encantado con las herramientas de trabajo -léase base mecánica- que tiene que utilizar para realizar sus coches. Evidentemente, en busca de las máximas economías de escala, debe emplear las mismas plataformas de otras marcas del consorcio, pero no le preocupa porque estima que son muy dúctiles y le permite trabajar con perfiles diferentes. 

Y no rehuye el tener que compartir arquitecturas ya establecidas como es el caso de la del Seat Mii, clónico del VW Up y del Skoda Citigo, o la del futuro Toledo, que compartirá el bastidor con un nuevo Skoda. Cree que es posible darle un impronta de la marca española. 

Cuando llegó, la única queja que se le escuchó es que el estudio estaba corto de diseñadores. Pero este es un problema que se ha resuelto porque se ha traído de Audi a Jorge Díaz, autor del coupé TT actual. Al respecto quiere precisar que no intenta crear un centro 100% español porque en su opinión, "el diseño no tiene nacionalidad".

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