Aprendiendo a escoger los mejores electrodomésticos

En 1995 los electrodomésticos ganaron una letra, la que los identificaba según su consumo. Gracias a ella era posible saber el consumo medio de cada producto a lo largo de toda su vida útil. Esta información es más importante de lo que parece. El ahorro que se consigue eligiendo los electrodomésticos de mayor grado es significativo, y la diferencia de precio de los electrodomésticos de mejor certificación se amortiza en pocos años.

La normativa europea ha cambiado recientemente el etiquetado. Muchos de los electrodomésticos ya tenían la máxima certificación y resultaba difícil compararlos. Ahora, la categoría A —la de máxima eficiencia— cuenta con tres niveles extra de ahorro energético (A+, A++ y A+++). Elegir la categoría superior en un frigorífico (el electrodoméstico que más consume del hogar) puede llegar a suponer un ahorro de más de 100 euros en la factura de la luz al cabo de un año.

Todos los electrodomésticos deben mostrar la etiqueta en el punto de venta, pero no todos los productos son certificables. La nueva clasificación, de momento, es sólo válida para frigoríficos, lavadoras, lavavajillas y televisores. A partir del próximo año, se añadirán a la lista otros dispositivos, por ejemplo las aspiradoras, aunque los detalles sobre cómo certificar nuevos productos no contentan a todos los fabricantes. Dyson —conocida por sus aspiradoras cilclónicas— cree que la normativa debería destacar a los aspiradores que no utilicen bolsa, por ser más ecológicos, y que las condiciones de consumo deben examinarse en entornos reales, no en laboratorios.